La tradición de pedir deseos a las estrellas fugaces se basa en creencias culturales y emocionales arraigadas en la sociedad. Las estrellas fugaces, que son meteoroides que brillan en el cielo al entrar en la atmósfera terrestre, han sido asociadas con la buena fortuna y la posibilidad de hacer realidad los deseos de quienes las observan. Esta práctica se ha mantenido a lo largo del tiempo como una forma de conexión con el universo y de expresión de esperanza y anhelo. Aunque científicamente las estrellas fugaces son fenómenos naturales causados por la fricción con la atmósfera, su belleza y fugacidad han inspirado a las personas a buscar en ellas un símbolo de esperanza y renovación. En resumen, la tradición de pedir deseos a las estrellas fugaces es una manifestación de la conexión emocional y espiritual que sentimos con el cosmos, así como una expresión de nuestra fe en la posibilidad de que nuestros deseos se hagan realidad.