En 1987, Eduardo Pochinki trabajaba con Roberto Lavagna y luego se unió al negocio de su padre en Morón, donde tenían un local de 400 metros cuadrados. En ese momento, la venta mayorista experimentó un crecimiento en Argentina debido a la inflación, ya que las familias y comercios necesitaban abastecerse constantemente. Con la estabilidad de los precios, la situación cambia significativamente.
La estabilidad de los precios impacta directamente en la demanda de productos mayoristas, ya que al no existir una inflación acelerada, las familias y comercios no necesitan stockearse de manera tan frecuente. Esto puede llevar a una disminución en las ventas mayoristas, ya que la necesidad de adquirir grandes cantidades de productos con anticipación se reduce.
Para adaptarse a esta nueva situación, los negocios mayoristas deberán ajustar sus estrategias de venta y marketing, centrándose en otros aspectos como la calidad de los productos, la atención al cliente o la diversificación de su oferta. Es fundamental que sepan identificar las nuevas necesidades del mercado y sepan adaptarse a los cambios para mantener su rentabilidad y competitividad en un entorno de precios estables.