El fallo contra la ex presidenta es considerado como definitivo y sin posibilidad de reversión, lo cual es un precedente importante en la historia política reciente. Esto significa que la ex presidenta no podrá apelar la decisión y deberá enfrentar las consecuencias legales de sus acciones. Esta situación marca un hito en la justicia y la política del país, ya que se establece la firmeza de las decisiones judiciales y la rendición de cuentas de los líderes políticos ante la ley. La resolución del título es que el fallo contra la ex presidenta es definitivo y no tiene vuelta atrás, lo que representa un cambio significativo en la forma en que se abordan los casos de corrupción y otros delitos en la esfera política.